Promesas Poderosas para toda mujer, Promesa 10 "Su protección"



Introducción

Nuestros enemigos no tienen poder porque nuestro Dios soberano y todopoderoso controla el universo- y eso incluye el control de aquellos que son nuestros enemigos. ¡Ellos no pueden frustrar el buen plan de Dios, ni la protección y victoria que él ha prometido!


Buenas tarde mis queridas amigas, seguimos avanzando en las promesas de Dios para nuestras vidas, ¡comencemos!


Mis amigas la Biblia está repleta de promesas sobre la protección de Dios. Y está también repleta de incidente que relatan como Dios protege su pueblo cuando ellos se encuentran en la presencia de sus enemigos. Es tal como dice David, el autor del Salmo 23 y el escritor de las palabras en el versículo cinco que hablan sobre el el momento en que estamos en presencia de enemigos. "El ángel del Señor acampa en torno a los que le temen; a su lado está para librarlos" (Salmos 34:7)



La situación

Antes de avanzar para disfrutar más de la protección que Dios nos ha prometido, deseo que recuerden la escena del Salmo 23, versículo cinco. En el último capítulo, observamos la amistad que disfrutamos con Dios. Nos maravillamos ante la suntuosa provisión de alimentos, aceite y vino. Y ahora notamos la situación extraordinaria en la cual se brinda su obsequio: ¡en la presencia de nuestros enemigos! Recuerden también que esto fue escrito por David, un hombre cuya vida estaba repleta de huidas, temores, y dependencia de la hospitalidad de los demás. No solo experimento los enemigos del desierto ( bestias, calor insoportable y falta de agua) sino que tuvo gobernantes advenedizos. Sin embargo, en muchas ocasiones, David , como un niño, como guerrero y como rey, se encontró cenando... en la presencia de sus enemigos.


La escena

Debido a nuestro estilo de vida tan ajetreado de cenas tipo encuentro en el restaurante y almuerzos al paso, nos es difícil visualizar la escena que nos describe esquemáticamente el salmista en el versículo cinco, una cena según la cultura del Medio Oriente, ¡por más que fuera en una tienda de campaña!

Una cena de cálida hospitalidad: ya hemos considerado la abundante provisión de la mesa preparada y espléndidamente aderezada, el aceite para la unción, y la copa rebosante.




Reflexionemos

Espero que esté desarrollando un corazón deseoso de invitar gente a su casa- aquellos que usted conoce y aprecia, aquellos que viven a su alrededor, aquellos que usted no conoce, y aquellos que padecen necesidades. Suena poco espiritual, pero el nutrir un corazón hospitalario es una elección.

Elija un momento para hacerlo
invite algunas personas
Planifique un menú
Involucre a toda la familia
Prepare todo con anticipación.
Ore por el evento
Sea fiel y llévelo a cabo.

Querida mía a medida que usted desarrolle un corazón hospitalario y abra su hogar a los demás, recibirá una doble bendición. No solo serán bendecidos sus huéspedes...sino que usted también lo será.







Una escena de seguridad

Y ahora pasamos de la amistad a la protección (que es de lo que se trata este capítulo).  Una escena de la Biblia nos muestra vívidamente el deber de proteger a nuestros huéspedes. El sobrino de Abraham, Lot, protegió a sus invitados en Génesis 19. En esta aterradora escena. no solo le sirvió a sus huéspedes un festín sino que también los protegió de la muchedumbre que asediaba a la puerta de su casa. Si, ser un invitado implicaba recibir protección.




Una escena de victoria

En la época de David, los enemigos que eran conquistados en la batalla se veían forzados a contemplar la celebración de la victoria. Algunas veces se encadenaba a un prisionero a cada columna del pueblo para que se "regalara" la vista con los festejos de la victoria.La escena transcurría de la siguiente manera: los enemigos presentes como cautivos, observaban de cerca y en forma personal a los vencedores que se deleitaban en el banquete mientras que los prisioneros de guerra no recibían nada.






Reflexionemos un poco más

Nuestros enemigos...¡suspiro! David gime ante Dios con palabras que lo expresan así "muchos son, Señor, mis enemigos. ¿hasta cuando cambiaran mi gloria en verguenza?¡Líbrame de todos mis perseguidores! De lo contrario me devorarán como leones, me despedezarán, y no habrá quien me libre. Ten compasión de mi, Señor, mira cómo me afligen los que me odian" (Salmos 3.4.7 y 9)

Nuestros enemigos...¡suspiro nuevamente! Ellos parecen ser un hecho de la vida. Sin embargo, no los debemos odiar. No debemos luchar en su contra. No debemos temerles. No debemos inquietarnos ni preocuparnos por ellos. Y tampoco debemos envidiarles.
En cambio debemos hacer lo que hizo David y clamar ante Dios. Debemos orar por ellos. Debemos orar acerca de ellos. Y debemos también contar con las promesas de Dios. Él nos promete que  hará que nuestra justicia resplandezca como el alba...no irritarnos con el éxito de los otros. (Salmos 37:6-7) Promete vengarnos, y promete protegernos.
Si, vivimos en medio de enemigos mortales. Y sí, ellos pueden hacer que nuestra vida sea miserable. Pero, querida mía, ¡ellos no pueden triunfar! ¡Jamás! Nosotras festejaremos protegidas en la presencia de nuestros enemigos- ¡y a pesar de nuestros enemigos!¡ Es una promesa!



Mañana conoceremos a Jehová- Nisi ¡Te espero!









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