Entonces vi a un Cordero que parecía que había sido sacrificado, pero que ahora estaba de pie entre el trono y los cuatro seres vivientes y en medio de los veinticuatro ancianos. Tenía siete cuernos y
siete ojos, que representan los siete aspectos del Espíritu de Dios el cual es enviado a todas las partes de la tierra. Él pasó adelante y tomó el rollo de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. Y cuando tomó el rollo, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero. Cada uno tenía un arpa y llevaba copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones del pueblo de Dios. Apocalipsis 5:6-8
Este es un fragmento del libro de Apocalipsis. Un libro complejo, lleno de símbolos, de imágenes, de profecía. Pero un libro además revelador. De hecho así también se le conoce, como el libro de la revelación. Y algunas de sus revelaciones son más conocidas que otras. Hoy quiero hablarte de una que pudiera pasar inadvertida, está al final del pasaje que puse al principio.
Cada uno tenía un arpa y llevaba copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones del pueblo de Dios.¿Te percataste? Se trata de nuestras oraciones, guardadas en copas, como incienso para Dios.
¿Cuántas veces has pensado que tus oraciones no pasan del techo, que se quedan en algún rincón cósmico sin llegar al destino final? Quiero animarte con este pasaje que nos revela el cuadro del fin de los tiempos. Todas tus oraciones están allí, guardadas en una copa de oro y no han pasado inadvertidas para Dios; al contrario, ¡han llegado a su presencia como una ofrenda de olor fragante!
Cada uno tenía un arpa y llevaba copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones del pueblo de Dios.¿Te percataste? Se trata de nuestras oraciones, guardadas en copas, como incienso para Dios.
¿Cuántas veces has pensado que tus oraciones no pasan del techo, que se quedan en algún rincón cósmico sin llegar al destino final? Quiero animarte con este pasaje que nos revela el cuadro del fin de los tiempos. Todas tus oraciones están allí, guardadas en una copa de oro y no han pasado inadvertidas para Dios; al contrario, ¡han llegado a su presencia como una ofrenda de olor fragante!
El apóstol Pedro nos dice: “Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus oraciones” (1 Pedro 3:12). Nuestras oraciones no se pierden en el cosmos ni pasan inadvertidas para Dios, él está atento. Y siempre responde. Su respuesta pudiera ser sí, tal vez diga ahora no, o simplemente no. Pero él responde de acuerdo a su soberanía y sabiduría absoluta. ¿Nuestra función en este asunto? Orar sin cesar
Desafío para hoy: Dale gracias a Dios por tres oraciones ya contestadas. Anota la oración y la respuesta.
Fuente: Wendy Bello
Desafío para hoy: Dale gracias a Dios por tres oraciones ya contestadas. Anota la oración y la respuesta.
Fuente: Wendy Bello
Adaptación: Flor de Cristo
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