Esposa en victoria - Día 1



Si tú eres de las esposas que han llegado a la conclusión de que su esposo nunca va a cambiar, permíteme decirte que tienes razón. ¡Sí! ¡Así es! Mientras tú no cambies, él tampoco lo hará. Uno de los errores más graves y más comunes de las esposas es el de esperar que su esposo cambie. A continuación se describen algunos de los paradigmas que debemos cambiar para empezar a ver la luz de Cristo en nuestro matrimonio.

Lo primero que hay que saber, es que todos necesitamos cambiar. Seguramente tu esposo tiene actitudes incorrectas y fuera del orden de Dios, pero si de verdad deseas que tu esposo cambie, debes empezar por cambiar tú. Así es, la primera que debe corregir cosas eres tú, esposa. Cada vez que te sientas decepcionada de tu esposo por algo, debes ir en oración y preguntarle al Señor: “Padre, ¿qué necesitas que yo te entregue?, ¿qué debo cambiar yo primero?”. El hecho de pensar que es mi cónyuge el que necesita un cambio, es una actitud completamente ego centrista y orgullosa. El intentar cambiar a tu esposo solo traerá frustración a los dos. Créeme, eres tú quien debe menguar primero y dejar que Cristo crezca; eres tú quien debe dejar de poner la atención en tu cónyuge, en tus hijos, en tus pastores y empezar a enfocar tu mirada en Cristo.

Fuente: Manual de las esposas victoriosas







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