La amistad que Jesús compartió con sus discípulos es el modelo de relación que quiere contigo. El quiere ser la voz que te conduzca, a travéz de cada situación, la paz que mantenga calmado tu atribulado corazón, y el poder que te sostenga en la tormenta. El quiere estar cerca de ti, ser tu amigo y que descubras es el más fiel que cualquier otra persona que jamás hayas conocido.
Quizás pienses que es absurdo, ¿Cómo podría ser posible una amistad de esta clase entre un simple ser humano y Dios Todopoderoso? ¿Me atrevería a creer que él conoce cada detalle de mi vida y que la cuida? ¿No sería demasiado pretender ceer que Dios se delita en mi, cuando yo aun estoy luchando contra los fallos de mi carne?
Pues sí, así sería si esto no fuera absolutamente idea suya. El es quien te ofrece ser tu Padre amoroso, compartiendo la vida como ningún otro padre terrenal lo hiciera
El nos llama niños amados por un Padre lleno de Gracia,la novia de un novio ansioso y expectante, amigos que el ama lo suficiente como ¡para dar la vida por nosotros! y pollitos corriendo bajo las protectoras alas de la gallina.
Entrar en una verdadera amistad con Dios, no lo rebaja a nuestro nivel, solo define su Paternidad de una forma mucho más grandiosa.
El hecho de que sea su amigo no significa que no lo respete. El quiere que confiemos en su amor de tal forma que nos podamos sentir seguros en su presencia. Pero sigue siendo la Presencia del Dios viviente lo que hará que esta amistad sea mucho más increible. Sin embargo para vivirlo es necesario que seamos conscientes y apreciar cuan grandemente somos amados.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo
que hace su señor; pero os he llamado amigos,
porque os he dado a conocer todo lo que he oído de
mi Padre.
—JUAN 15:15
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