Cada vez que nos excusamos de nuestros pecados estamos culpando a Dios, Adánlo hizo cuando Dios le preguntó por que comió el fruto prohibido, respondiendo "la mujer que me diste por compañera me dió del árbol y yó comí" (Génesis 3:12). Adán no aceptó la responsabilidad de su pecado, sino que culpó a Eva de que le había dado a Eva.
El pecado nunca es culpa de Dios, ni es culpa de una persona o circunstancia que Dios trajo a nuestra vida. Por ello la confesión del pecado es indispensable parael crecimiento espiritual. Cuando acepte la realidad de su pecadoy lo confiese tiene menos peso muertoque lo arrastre hacia abajo en el proceso de crecimiento, como lo dice el versículo aumentará su crecimientocuando se despoje del peso del pecado.
La verdad para hoy
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