Miro hacia atrás y puedo reconocer la mano del Creador guiando cada instante de mi vida. Ahora entiendo que el sufrimiento es una bendición cuando, al reposar serenamente en los brazos de mi Dios, le entrego mi carga. Es como sentir su abrazo convencida de que sus planes son los mejores y sabe qué me conviene.
Mi historia es mi maestra porque me ha enseñado muchas lecciones, no siempre agradables, pero sí provechosas. Mi historia está ahí, viva, latiendo incansablemente para recordarme que debo ser agradecida y no olvidarme de que el tiempo que me resta ha de ser de serenidad, pero siempre con nuevos proyectos, metas alcanzables y, especialmente, lleno de esperanza en las promesas del Señor, no solo de un futuro venturoso, sino para vivir plenamente aquí y ahora.
Y al rememorar unos pocos de los grandes hechos de Jehová en mi vida, solo puedo decir ¡Gracias, Señor! No dejes que me suelte de tu mano. Anhelo, junto con mis amados, compartir contigo la eternidad.
"De mujer a mujer" Por: Pilar Calle de Hengen
Mi historia es mi maestra porque me ha enseñado muchas lecciones, no siempre agradables, pero sí provechosas. Mi historia está ahí, viva, latiendo incansablemente para recordarme que debo ser agradecida y no olvidarme de que el tiempo que me resta ha de ser de serenidad, pero siempre con nuevos proyectos, metas alcanzables y, especialmente, lleno de esperanza en las promesas del Señor, no solo de un futuro venturoso, sino para vivir plenamente aquí y ahora.
Y al rememorar unos pocos de los grandes hechos de Jehová en mi vida, solo puedo decir ¡Gracias, Señor! No dejes que me suelte de tu mano. Anhelo, junto con mis amados, compartir contigo la eternidad.
"De mujer a mujer" Por: Pilar Calle de Hengen
0 comentarios: