No hagan nada por contienda o por vanagloria. Al contrario, háganlo con humildad y considerando cada uno a los demás como superiores a sí mismo. No busque cada uno su propio interés, sino cada cual también el de los demás. Filipenses 2:3,4
En algunas ocasiones Jesús salió a buscar a otros, como a Zaqueo (Lucas 19) y a sus discípulos (Juan 1), para servirles.
Pero vemos muchos ejemplos en donde Jesus salía a realizar los quehaceres cotidianos, y aprovechaba cada oportunidad que tenía para servir y bendecir a otros. ¿Te acuerdas de la mujer
Samaritana que estaba sacando agua (Juan 4)? ¿de la que sufría de un flujo (Marcos 5)? ¿de Jairo y su hija enferma (Marcos 5)? ¿y del milagro de la suegra de Pedro (Mat. 8)?
Esta es una gran enseñaza que puede cambiar tu vida. Dios te ha puesto en donde estás para obrar a través de ti. Él te quiere usar hoy. Solo dile, “Heme aquí.”
A medida que sirvas con un corazón humilde y lleno de amor, Dios te llenará de gracia, bondad y fortaleza. Nunca nadie que sirvió a Dios con un corazón sincero se quedó solo y en
necesidad. Dios dice que Él honrará a quienes le sirvan. ¿Le crees?
Querida Mujer que Sirve a Otros, pídele a Dios que te dé ojos para ver la necesidad a tu alrededor. Como parte del cuerpo de Cristo, prométele ser sus pies y manos. Sus pies para ir con prontitud hacia los necesitados y Sus manos para mostrarles ayuda, cariño y compasión. ¡Sirve a alguien hoy!
Tomado del libro como ser una mujer segura de Karisa Rivera
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