La relación de los padres con sus hijos debe ser caracterizada por el amor.
Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. (Mateo 22:37-40)
Los dos mandatos más importantes son amar a Dios y amar a nuestro prójimo. La
base de cualquier buena relación es el amor, porque el amor nos lleva a buscar el bienestar de los demás. Nos lleva a hacer lo que es mejor para otros.
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor. (1 Corintios 13:4-5)
El amor no es siempre fácil y agradable, a veces los padres necesitan tomar decisiones difíciles. Veamos lo que el amor lleva a los padres a hacer y lo que les lleva a no hacer.
Comenzamos con el amor en el matrimonio
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor. (1 Corintios 13:4-5)
El amor no es siempre fácil y agradable, a veces los padres necesitan tomar decisiones difíciles. Veamos lo que el amor lleva a los padres a hacer y lo que les lleva a no hacer.
Comenzamos con el amor en el matrimonio
Para tener una familia amorosa, el marido y la esposa tienen que comenzar por amarse uno al otro. No hay mejor seguridad para un chico de que saber que sus padres se aman el uno al otro, que su hogar siempre durará. Sin duda, el amor debe guiar al marido y su esposa para ser fieles a su compromiso matrimonial.
La sociedad moderna defiende el divorcio al decir que los niños no tardarán en salir de él, y que puede ser mejor. Los padres piensan: “No puedo hacer que mis hijos sean felices si yo no soy feliz, pero nunca voy a ser feliz en este matrimonio.” Pero esto es egoísmo, no amor. Los matrimonios con problemas no necesitan el divorcio, sino aprender a llevarse bien.
Que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada. (Tito 2:4-5)
Las mujeres jóvenes deben aprender amar a sus maridos y a sus hijos. Amor por los niños está asociado con el amor de los cónyuges. De hecho, tu no puedes realmente hacer una cosa sin la otra.
Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella… Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia… Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido. (Efesios 5:25,28-29,33)
Pero, no es suficiente que los padres permanecen juntos, sino que también hay que amar y tratar uno al otro con amor.El marido debe amar a su esposa como Cristo amó a la iglesia y como a sí mismo. Amar lo suficiente como para proveer para ella, su aprecio y cuidado por ella con tanta seguridad como a ti mismo.
La sociedad moderna defiende el divorcio al decir que los niños no tardarán en salir de él, y que puede ser mejor. Los padres piensan: “No puedo hacer que mis hijos sean felices si yo no soy feliz, pero nunca voy a ser feliz en este matrimonio.” Pero esto es egoísmo, no amor. Los matrimonios con problemas no necesitan el divorcio, sino aprender a llevarse bien.
Que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada. (Tito 2:4-5)
Las mujeres jóvenes deben aprender amar a sus maridos y a sus hijos. Amor por los niños está asociado con el amor de los cónyuges. De hecho, tu no puedes realmente hacer una cosa sin la otra.
Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella… Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia… Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido. (Efesios 5:25,28-29,33)
Pero, no es suficiente que los padres permanecen juntos, sino que también hay que amar y tratar uno al otro con amor.El marido debe amar a su esposa como Cristo amó a la iglesia y como a sí mismo. Amar lo suficiente como para proveer para ella, su aprecio y cuidado por ella con tanta seguridad como a ti mismo.
Tenga en cuenta que estos pasajes enseñan que el amor puede ser aprendido. El amor bíblico no siempre viene naturalmente. Los padres deben tener un afecto natural hacia los demás y hacia sus hijos, pero la atracción natural en sí no siempre nos lleva a hacer lo que es mejor. El amor bíblico nos lleva a conocer la voluntad de Dios para la familia, entonces nos motiva a hacerlo.
¿Amas a tu esposo? Si no es así, aprende a amarlo . Si lo amas , ¡demuestrale y dile que lo amas! Tu cónyuge tiene que saberlo y tus hijos necesitan saberlo. Los niños deben ser criados en un ambiente de amor y buena voluntad. Un patrón de quejarse y luchar entre los padres produce inseguridad y miedo a los niños. Y a menudo los niños imitan el comportamiento disruptivo de sus propias familias cuando se casan. Por otro lado, cuando los padres establecen un patrón de afirmar y expresar afecto, los niños tienen un sentido de seguridad y aprenden la importancia de mostrar afecto en sus propias familias. El primero y más básico de amor que todos los padres necesitan es aprender a amarnos unos a otros. Después el amor para los chicos es más fácil demostrar.
Fuente: Postes de la casa
Adaptación:Gotitas de esperanza
¿Amas a tu esposo? Si no es así, aprende a amarlo . Si lo amas , ¡demuestrale y dile que lo amas! Tu cónyuge tiene que saberlo y tus hijos necesitan saberlo. Los niños deben ser criados en un ambiente de amor y buena voluntad. Un patrón de quejarse y luchar entre los padres produce inseguridad y miedo a los niños. Y a menudo los niños imitan el comportamiento disruptivo de sus propias familias cuando se casan. Por otro lado, cuando los padres establecen un patrón de afirmar y expresar afecto, los niños tienen un sentido de seguridad y aprenden la importancia de mostrar afecto en sus propias familias. El primero y más básico de amor que todos los padres necesitan es aprender a amarnos unos a otros. Después el amor para los chicos es más fácil demostrar.
Fuente: Postes de la casa
Adaptación:Gotitas de esperanza
0 comentarios: