1-Escribe el pasaje del día
2-Escribe una o dos observaciones del pasaje
3-Escribe una o dos aplicaciones del pasaje
4-Ora por lo aprendido
5-Memoriza tu versículo
Artículo de hoy
Lecciones de Betania
Yo soy introvertida desde el principio hasta el fin. Conocer a nuevas personas es una tortura para mí, yo sudo frio, mi mente se pone en blanco y casi ni recuerdo mi nombre y menos mantener una conversación. Tener gente a cenar toma mi fobia a la gente a otro nivel. La ansiedad aparece y paso horas limpiando y preparando para que todo este “Casi listo” cuando mis invitados lleguen. Si fuera a mi manera pasaría mí tiempo sirviendo a los invitados y luego pasar el resto de la noche limpiando la cocina en lugar de hacer conversación. Pero, lo que estoy aprendiendo es que nadie le importa si la casa está en perfecto orden y que el propósito de pasar con los amigos es para compartir de la vida juntos. Para hablar de las cosas que están sucediendo en las vidas de cada uno, para animarnos y orar unos por otros. Es acerca de tener compañerismo. Para que cuando lleguemos a la historia muy conocida y amada de María y Marta pueda entender la preocupación de Marta.
Asi que Comencemos desde el principio.
Jesús llego a Betania, a visitar la casa de María y Marta. Marta era hospitalaria, invitando a Jesús y a sus seguidores en su casa e inmediatamente ella se pone a trabajar para preparar la comida. Contrario a lo que muchos creen, María no eludió su responsabilidad de la cocina, pero después de ayudarle a Marta por un rato María sabiamente se unió a los hombres, y sentándose a los pies de Jesús, escuchando sus enseñanzas.
En los días de Jesús una casa estaba dividida en diferentes dominios. La cocina era el dominio de las mujeres mientras que el área donde la gente comía y se juntaban era el dominio de los hombres. Los hombres y mujeres, típicamente, no se juntaban.
Así que puedes imaginarte, Marta se molesta un poco. Primero, María la había dejado sirviendo sola. Segundo, María se sentó con los hombres. Y tercero, ella escandalosamente tomo la postura de un discípulo, la cual, culturalmente, era establecida solo para los hombres. En los ojos de Marta esas cosas eran unos tres no no.
Y es en ese momento que Jesús habla. Después de escuchar a Marta ventilar, Jesús habla palabras de corrección. El no la reprendió por ser domestica. En realidad, podemos felicitar a Marta por el cuidado que muestra con respecto a sus asuntos domésticos y el respeto que muestra a sus invitados por querer que todo se haga bien. Pero son esas cosas buenas que distraen y abruman a ella.
“Pero Jesús le contestó:
—Marta, Marta, estás preocupada y te inquietas por demasiadas cosas, 42 pero sólo una cosa es necesaria. María ha escogido la mejor parte, y nadie se la va a quitar.” (Lucas 10:41-42).
Jesús ama a Marta y suavemente y amablemente le enseña que mientras las cosas que ella ha estado haciendo son buenas, que hay algo mejor. Algo que es mucho más eternamente valioso que preparar una comida digna de Martha Stewart.
María se dio cuenta de esto. Ella no era perezosa o indiferente. Jesús no reprendió a María por dejar a su hermana. Lo más probable es que ella ayudó a preparar la comida y todo lo que era necesario. Pero luego decidió unirse con valentía a los hombres y convertirse en un discípulo de Jesús.
Por otro lado, Un discípulo es un aprendiz de una persona que estaba aprendiendo una forma de vida. “La primera lección de discipulado cristiano es sentarse bajo el Señor Jesús y aprender de él.” (Frank Viola, Lugar favorito de Dios en la Tierra)
Esto fue lo que María escogió hacer- Absorber todo lo que Jesús tenía que decir.
¿Hemos aprendido la lección que María aprendió? ¿Están nuestros ojos puestos a las cosas que son de más actividad en nuestras iglesias y comunidades. Pero cuanto más ocupados estemos, más fácil es empujar a Jesús aparte, arremangarse y tratar de servir de acuerdo a nuestra propia voluntad y con nuestra propia energía. Finalmente terminamos abrumadas, con los nervios sacudidos, desgastadas emocionalmente, fuera, distraídas, frustradas, exhibiendo las malas actitudes y listas para renunciar.
Tenemos que aprender a decir como Pablo que ” Aún más, a nada le concedo valor si lo comparo con el bien supremo de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por causa de Cristo lo he perdido todo, y todo lo considero basura a cambio de ganarlo a él” (Filipenses 3,8)
La pregunta no es si “¿tú eres una Marta o María”? La pregunta es, ¿Tienes como María, puesta tu vista a la supremacía de Jesús, y has puesto todo en sujeción a él?
Me gustaría pensar que Marta se enteró de lo que María ya conocía y que terminó por unirse a Jesús y los otros por un momento dulce de la comunión y de la enseñanza. Pero yo no lo sé. Mi esperanza es que trabajaremos en lo que Cristo nos llama a la mano de obra (en la gracia y la fuerza que proporciona), mientras que ver la prioridad y el privilegio de escuchar y aprender de el Salvador.
Mirando hacia Jesus,







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