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Artículo de hoy
Promesas de Dios
“Por que han visto mis ojos tu salvación que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz que ilumina para revelación a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel” Lucas 2:30-32
Por muchos años pensé que Simeón era un sacerdote que trabaja en el templo, pero luego entendí que era solo un hombre común que por su fe en Dios había sido llamado justo y piadoso. Simeón se agarró de las promesas de Dios, específicamente de la promesa de que alguien vendría a rescatarlo y redimirlo. Éste que estaba por venir es quien mantenía sus esperanzas. Dios le dio a Simeón una gran regalo diciéndole que aunque era viejo no vería la muerte hasta que hubiese visto primero al Cristo con sus propios ojos. ¡Qué amabilidad tan grande de parte de Dios! Dios en su providencia, había orquestado las cosas de tal manera que cuando María y José llevaron a Jesús al templo para la dedicación Simeón estaba allí también, y al momento que vio al niño él supo sin lugar a dudas que ese niño era Aquel. El cargó al niño, y abrazándolo contra sí, oró a Dios por su bondad y por el trabajo que Jesús iba a realizar. Chicos, yo quisiera reaccionar de esa manera ante Dios y ante Su Palabra. Dios nos habla a ti y a mí en la misma forma real y cambia-vidas con la que le habló a Simeón. El nos habla verdades y nos hace promesas. ¿Creemos las promesas de Dios? ¿Las conocemos?
Aquí hay algunas promesas de Dios para nosotras.
¡Ha prometido que le dará descanso a las mamis agotadas (Mateo 11:28-30)!
¡Ha prometido a la esposa solitaria que el siempre estará con ella (Josué 1:9, Mateo 28:20)!
¡Ha prometido a la mujer que desea crecer en sabiduría que la llevará hasta la santificación a través de su Palabra (1 Tesalonicenses 5:23-24, Juan 17:15-17)!
Para todas aquella que están pasando o pasarán por tiempos difíciles - aunque sea la última temporada, semana o día – Dios ha prometido que todo lo que permita en nuestras vidas será para nuestro bien y para nuestro mejoramiento. (Romanos)!
Nos ha prometido que nuestra salvación está segura, que no podemos ser echadas fuera de las manos de Dios (Juan 10:29) y Jesús promete que intercede por nosotros (Romanos 8:34). ¡Nuestro redentor ora por nosotras! ¡Puedes estar segura que sus oraciones serán escuchadas!
Puede que nosotras no sostengamos al niño en nuestras manos, pero podemos abrazar las múltiples promesas de Dios en nuestros corazones, y como Simeón podemos esperar impacientes la (segunda) venida del Hijo de Dios. ¿Cómo responderemos? ¿Estimamos el regalo de Dios? ¿Esperamos ansiosas el regreso de Cristo? ¿Actuamos con entusiasmo cuándo leemos la Biblia o hacemos nuestros devocionales? ¿Le muestran nuestras actitudes y acciones la belleza y grandeza de Cristo a nuestros hijos?
Muchas de nosotras no pensamos en las promesas de Dios de este modo porque las hemos tomado con nuestro brazo extendido y sólo pensamos en ellas de forma más general. Pero estas son promesas que debemos estimar y aplicar a nuestras vidas a través de nuestra fe en Jesús.
Buscando a Jesús,
Jen GMG
“Por que han visto mis ojos tu salvación que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz que ilumina para revelación a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel” Lucas 2:30-32
Por muchos años pensé que Simeón era un sacerdote que trabaja en el templo, pero luego entendí que era solo un hombre común que por su fe en Dios había sido llamado justo y piadoso. Simeón se agarró de las promesas de Dios, específicamente de la promesa de que alguien vendría a rescatarlo y redimirlo. Éste que estaba por venir es quien mantenía sus esperanzas. Dios le dio a Simeón una gran regalo diciéndole que aunque era viejo no vería la muerte hasta que hubiese visto primero al Cristo con sus propios ojos. ¡Qué amabilidad tan grande de parte de Dios! Dios en su providencia, había orquestado las cosas de tal manera que cuando María y José llevaron a Jesús al templo para la dedicación Simeón estaba allí también, y al momento que vio al niño él supo sin lugar a dudas que ese niño era Aquel. El cargó al niño, y abrazándolo contra sí, oró a Dios por su bondad y por el trabajo que Jesús iba a realizar. Chicos, yo quisiera reaccionar de esa manera ante Dios y ante Su Palabra. Dios nos habla a ti y a mí en la misma forma real y cambia-vidas con la que le habló a Simeón. El nos habla verdades y nos hace promesas. ¿Creemos las promesas de Dios? ¿Las conocemos?
Aquí hay algunas promesas de Dios para nosotras.
¡Ha prometido que le dará descanso a las mamis agotadas (Mateo 11:28-30)!
¡Ha prometido a la esposa solitaria que el siempre estará con ella (Josué 1:9, Mateo 28:20)!
¡Ha prometido a la mujer que desea crecer en sabiduría que la llevará hasta la santificación a través de su Palabra (1 Tesalonicenses 5:23-24, Juan 17:15-17)!
Para todas aquella que están pasando o pasarán por tiempos difíciles - aunque sea la última temporada, semana o día – Dios ha prometido que todo lo que permita en nuestras vidas será para nuestro bien y para nuestro mejoramiento. (Romanos)!
Nos ha prometido que nuestra salvación está segura, que no podemos ser echadas fuera de las manos de Dios (Juan 10:29) y Jesús promete que intercede por nosotros (Romanos 8:34). ¡Nuestro redentor ora por nosotras! ¡Puedes estar segura que sus oraciones serán escuchadas!
Puede que nosotras no sostengamos al niño en nuestras manos, pero podemos abrazar las múltiples promesas de Dios en nuestros corazones, y como Simeón podemos esperar impacientes la (segunda) venida del Hijo de Dios. ¿Cómo responderemos? ¿Estimamos el regalo de Dios? ¿Esperamos ansiosas el regreso de Cristo? ¿Actuamos con entusiasmo cuándo leemos la Biblia o hacemos nuestros devocionales? ¿Le muestran nuestras actitudes y acciones la belleza y grandeza de Cristo a nuestros hijos?
Muchas de nosotras no pensamos en las promesas de Dios de este modo porque las hemos tomado con nuestro brazo extendido y sólo pensamos en ellas de forma más general. Pero estas son promesas que debemos estimar y aplicar a nuestras vidas a través de nuestra fe en Jesús.
Buscando a Jesús,
Jen GMG
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