Los ojos del observador

Un predicador joven estaba visitando a un anciano. Mientras hablaban a la entrada de la casa, dos perros comenzaron a pelear en el jardín frontal.
El predicador pensó que uno de ellos iba a herir al otro, y preguntó al anciano si debería parar la pelea. El anciano respondió, “No. Ellos lo hacen todo el tiempo, e incluso yo sé cuál va a ganar”.
“¿Cuál?”, preguntó el predicador.
“¡El que yo alimento más!”, sonrió el anciano.
Esto también sucede en nuestras vidas espirituales y físicas. La vida que resplandezca más ante el mundo y Dios será la que hayamos alimentado más.
Nosotras somos una generación de buscadoras. Asistimos a toda clase de talleres cuando buscamos aprender cosas nuevas, entender más cosas o llegar a ser algo más. En la iglesia, estamos muy preocupadas en encontrar una forma de alcanzar a otras “buscadoras” con la Palabra de Dios, ya que sabemos que nuestra cultura está llena de ellas. Estamos determinadas a creer que si buscamos diligentemente, pagamos dinero suficiente, hacemos
los sacrificios necesarios o invertimos tiempo suficiente, conseguiremos las cosas que estamos buscando-
Pero si leemos atentamente labiblia nos daremos cuenta que :
que no puede encontrarbelleza espiritual. Es decir, la belleza espiritual no se encuentra en los gimnasios. No puede tomar una pastilla para alcanzarla. No puede demandarla.
No puede comprarla. No puede tener una casa lo suficientemente
bonita o vivir en el vecindario correcto para llegar a ser espiritualmente bella.
No puede vestir con suficiente estilo para exigirla. La belleza espiritual viene como producto indirecto de la vida cristiana de una mujer que sirve a Dios y a sus semejantes. La muerte de Cristo en la cruz fue el acto más físico, doloroso y humillante que pueda imaginar, pero fue el evento más espiritual que jamás tomara
lugar. Si Cristo no hubiera sufrido esa angustia e injusticia cruel, no
pudiéramos ser reconciliadas con Dios. Si seguimos un fanatismo espiritual que no nos permite tocar, llorar o servir a los demás, la verdadera belleza espiritual se alejará de nosotras. Seremos como sal que nunca es sacada de su recipiente. La sal que permanece en su recipiente no puede añadir sabor ni puede preservar algo. No da sed a la gente. Es inútil. Finalmente, pierde su sabor y necesita ser desechada. Lo mismo pasa con la vida cristiana que está encubierta. Tiene la tendencia a perder su sabor y finalmente llega a
ser inútil.
La mujer espiritualmente bella es sal, luz y levadura. Ella impacta al
mundo a través de su servicio. Guía por el modelo de Cristo. Ofrece su mente, sus manos y su corazón para servir a otros. Así como Cristo dio voluntariamente Sus manos en la cruz y luego Su corazón a los que le crucificaron, diciendo, “Padre, perdónalos”, la mujer espiritualmente bella está dispuesta a dar sus manos y corazón para la obra de Dios. Ella llega a ser un medio para la gloria de Dios. Por su vida, sus acciones y su carácter,otros pueden ver a Cristo, y Dios es glorificado.

Aplicación :
¿Por qué nos hemos convertido en una generación de buscadoras?¿Cuál es la cosa más importante que debemos buscar?
¿Por qué no podemos encontrar la belleza espiritual?
¿Qué significa dar su mente, manos y corazón para ser una mujer espiritualmente bella?
¿En qué sentido la mujer espiritualmente bella es sal, luz y levadura?
En una manera más positiva, ¿de qué manera se puede
usar la vida de una mujer espiritualmente bella como un “medio
para la gloria de Dios”? ¿Es esto su elección? ¿Qué aprendemos de
Isaías 43:7 en cuanto al propósito de nuestra creación?

Buscando la belleza espiritual




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